Eau De Parfum
Creamy Elixir no se lleva. Se presenta. Como un postre sofisticado, casi prohibido: capas voluptuosas de coco cremoso y higo dulce, suavemente bañadas en un velo de vainilla y chocolate blanco que se derriten con solo mirarlos. Desde el primer instante, se posa sobre la piel con la frescura jugosa del mango maduro y la lima brillante, salpicada por la flor de azahar y un leve susurro de manzanilla. Una entrada luminosa que pronto se rinde ante la textura densa y láctea de su corazón. Entonces, el perfume se vuelve pura caricia: coco, higo, ylang ylang y un cuero aterciopelado que se funden en una crema invisible, deliciosa, casi indecente. Pero el verdadero hechizo está en lo que permanece. Como el instante exacto en que la cuchara rompe la superficie dorada de un postre tibio, liberando un aliento ambarado, iris, benjuí y sándalo que abrazan la piel, dejando una estela suave, dulce, profundamente sensual.